Juliette Binoche

Actriz francesa galardonada con un Óscar de Hollywood como Mejor actriz de reparto 1996 • El paciente inglés

Hija de padres divorciados (Jean-Pierre Binoche, escultor y guionista, y Monique Stalens, actriz y profesora de literatura), la joven Juliette toma sus primeros cursos de teatro con su madre. Después de haber crecido en el Loir-et-Cher, se muda a París donde, en paralelo con su escolaridad, se dedica a sus dos pasiones: la pintura y el teatro. Dirige la obra “le Roi se meurt” en su colegio, y se inscribe, a los 17 años, en el Conservatorio del Xº distrito en París, antes de proseguir su formación con Vera Gregh. Juliette Binoche, que ya actuó Tchekhov o Pirandello en las tablas, hace su primera aparición al cine en 1983 con “Liberty Belle”, y obtiene rápidamente pequeños papeles con Godard (“Je vous salue Marie”) y Doillon. En 1985, filma en “Rendez-vous” de André Téchiné, en la que personifica con intensidad una artista principiante, papel que la impone como una de las actrices más prometedoras de su generación. Recompensada con el Premio Romy-Schneider en 1986, dos años más tarde interviene con Daniel Day-Lewis en “L’Insoutenable légèreté de l’être” de Philip Kaufman, su primera experiencia fuera de nuestras fronteras. Musa de Leos Carax, que la inicia a la pasión por el cine, participa en los rodajes del niño terrible del cine de autor en “Mauvais sang” y luego en “Les amants du Pont-Neuf” (1991), una obra ambiciosa, al rodaje interminable, que la movilizará durante tres años. Después de dos películas en inglés (“Fatale”, “Les hauts de Hurlevent”), “Bleu” de Kieslowski abre, en 1993, una nueva etapa en la carrera de Binoche, que gracias a su actuación llena de matices obtiene un César y un Premio a la mejor interpretación en Venecia. Gracias a su desempeño como enfermera sacrificada en “Le patient anglais” de Minghella, obtiene en 1997 un Oso de Plata en Berlín y sobre todo se convierte en, 37 años después de Simone Signoret, la segunda Francesa recompensada con un Oscar (en este caso, del Mejor segundo papel). En búsqueda de fuertes personajes y universos novelescos, multiplica las películas de época, del “Hussard sur le toit” (1996) a “Chocolat”, pasando por “La veuve de Saint-Pierre”. Tan desenvuelta en el papel de George Sand (“Les enfants du siècle”) como en el de una maquilladora bromista (“Décalage horaire”, una de sus raras incursiones en la comedia en 2002), la actriz, que ha conquistado un reconocimiento internacional, no olvida el cine de autor: después de un reencuentro con Téchiné (“Alice et Martin”), ilumina las obras provocadoras y radicales del austriaco Haneke (“Code inconnu”, y luego “Caché” en 2005) y del Americano Abel Ferrara (“Mary”). Curiosa y apasionada, participa en películas que abordan cuestiones políticas: los crímenes del apartheid (In my country), el destino de los refugiados (Par effraction) o el conflicto israelí-palestino (Désengagement). Su posición internacional le permite aparecer en éxitos de taquilla (Godzilla, Ghost in the Shell) o trabajar con maestros del cine mundial como Hou Hsiao Hsien (Le Voyage du ballon rouge, 2008), Abbas Kiarostami (Shirin, Copie conforme con el cual obtiene el Premio de mejor interpretación femenina en Cannes), David Cronenberg (Cosmópolis, 2012) y las japonesas Naomi Kawase (Voyage à Yoshino, 2018) y Hirokazu Kore-eda (La Vérité, 2019). Siempre asombrosa, se ofrece un paréntesis televisivo en 2017 y actúa con su imagen en un episodio de “Dix pour cent” junto a Camille Cottin, con el cual comparte actuación el mismo año en la película “Telle mère telle fille”. A pesar de su popularidad más allá de Francia, demuestra su lealtad a cineastas franceses como Claire Denis (la comedia “Un beau soleil intérieur” y la controvertida película de ciencia ficción “High Life”), Bruno Dumont (la austera película biográfica “Camille Claudel”, 1915 y la extravagante “Ma Loute”) y Olivier Assayas (L’Heure d’été, Sils Maria, Doubles vies).