A cinco años del devastador incendio que casi destruye la catedral de Notre Dame, el icónico templo parisino reabre sus puertas como un símbolo renovado de paz, unidad y esperanza.

La aguja de Notre-Dame que se derrumba seguirá siendo la imagen más impactante del terrible incendio que afectó al edificio. La aguja de Notre-Dame está hecha de 500 toneladas de roble y 250 toneladas de plomo y se eleva en su tope a 96 metros de altura. Está decorada en su base con dieciséis estatuas de cobre que aumentan el efecto de esbeltez, y rematada en su extremidad por un gallo que pesa 30 kg. y contiene en su interior tres reliquias, así como los nombres de las 2000 personas que participaron en la reconstrucción del edificio.

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