Introducción
El documental es obra de Clément Cogitore, artista multidisciplinar que se fue con su cámara a la taiga siberiana, y muestra a dos familias con odios atávicos.
Ficha técnica
Braguino
Clément Cogitore / 2017 / 49 m / Francia
Fotografía: Sylvain Verdet
Música: Éric Bentz
Montaje: Pauline Gaillard
Producción: Seppia Production
Género: Documental
Distribución: Institut Français / Embajada de Francia
Sinopsis
En mitad de la taiga siberiana, a 450 millas del pueblo más cercano, viven dos familias: los Braguine y los Kiline. Ninguna carretera llega hasta allí. El único modo de alcanzar Braguino es un largo viaje por el río Ienissei, primero en barco, después en helicóptero. Autosuficientes, ambas familias viven según sus propias normas y principios. En mitad del pueblo hay una barrera. Las dos familias se niegan a hablarse. En el río se asienta una isla en la que se está construyendo otra comunidad: la de los niños. Libres, impredecibles, salvajes. Entre el miedo al otro y a los animales salvajes y la alegría que proporciona la inmensidad del bosque, se desarrolla una historia cruel en la que las tensiones y el miedo dan forma a la geografía de un conflicto ancestral.
Selección en Festivales
- Cesar de Cine Francés (Francia, 2019)
- Young French Cinema (Estados Unidos, 2019)
- Taipei Film Festival (Taiwán, 2018)
- Festival Internacional de Cine Independiente Indie Lisboa (Portugal, 2018)
- Buenos Aires – Festival de Cine Independiente (Argentina, 2018)
- Festival de Cine Francés de la Alianza Francesa (Australia) (Australia, 2018)
- Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand (Francia, 2018)
- Festival de Cine de Gotemburgo (Suecia, 2018)
- Festival de Cine de Turín (Italia, 2017)
- BIFF (Corea del Sur, 2017)
- Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF) (España, 2017
Premios
- Festival Internacional de Cine Independiente Indie Lisboa (Portugal, 2018)
- Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand (Francia, 2018) / Premio: Éric Bentz
- Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF) (España, 2017) / Premio: Clément Cogitore
Apreciación
“El cine como testigo, la antropología visual como prueba de hechos, situaciones y vidas que siempre han estado ahí, pero que apenas serían conocidos si no fuera por la película en cuestión. Es la etnografía documental, formato en el que, como cima histórica, como ineludible referente, surge siempre el nombre de Jean Rouch, cineasta francés que, por muy distintas particularidades, resucita en la memoria mientras se ve la insólita Braguino.
Premio Zabaltegui Tabakalera en el Festival de San Sebastián de 2017, el documental del (también) director francés Clément Cogitore, artista multidisciplinar que se fue con su cámara a la taiga siberiana, muestra una realidad con conflictos de western americano: la de dos familias con odios atávicos, separadas por apenas una valla, que viven en soledad, sin más comunidad que sus propios hijos, a más de 500 kilómetros de la civilización. “Los humanos son los animales más peligrosos de la taiga”, dice uno de los pater familias. La libertad, el miedo, el rencor.
Fronteras consanguíneas entre la inmensidad, filmadas y montadas por Cogitore con preciosos juegos de sonido y espectacular fotografía, con una llamativa singularidad: la película es un mediometraje de apenas tres cuartos de hora. Y dura lo que tiene que durar, sin hinchazones impostoras ni ritmos equivocados. Un tiempo con el que, de nuevo, Cogitore enlaza con Rouch, que siempre aplicó el metraje necesario para cada uno de sus materiales e historias, ya fueran apenas unos minutos o un par de horas, aunque aquí parezca obligatorio acordarse de Los amos locos (1955), una de sus mejores obras, tanto por su condición de ritual ajeno a las sociedades más cercanas, como por ser otro mediometraje.
Porque, aviso a navegantes, Braguino es una experiencia visual fascinante, pero quizá no apta para cualquier sensibilidad, y ahí el paradigma es la secuencia en la que se mata a un oso en directo, para luego despellejarlo y descuartizarlo con detalle. Que luego se le rece un responso y se cante por su alma perfecciona un antropológico dibujo de meridiana honestidad sobre un modo de vida al margen, solo completado cuando, en la siguiente secuencia, el director filma unos aparentemente idílicos juegos en la naturaleza, con una de las niñas ataviada con unos zapatones de oso. El mejor disfraz de la historia de las fiestas infantiles.”
Por Javier Ocaña