Introducción
Película francesa dirigida en 1995 por Éric Rohmer. Esta película es la tercera de la serie Cuentos de las cuatro estaciones, de la que forman parte además, Cuento de primavera (1990), Cuento de invierno (1992), y Cuento de otoño (1998), todas ellas dirigidas y escritas por el propio Rohmer.
Ficha técnica
Cuento de verano / Conte d’été / A summer’s tale
Éric Rohmer / 1996 / 1h53 m / Francia
Guión: Éric Rohmer
Género: Comedia dramática, Comedia sentimental
Fotografía: Diane Baratier
Música: Philippe Eidel, Sébastien Erms
Montaje: Mary Stephen
Intérpretes: Melvil Poupaud, Amanda Langlet, Aurélia Nolin, Gwenaëlle Simon, Aimé Lefèvre, Alain Guellaff, Evelyne Lahana, Yves Guérin, Franck Cabot
Producción: Les Films du Losange
Distribución: Institut Français
Sinopsis
Gaspard llega a Dinard para pasar sus vacaciones. Allí debe encontrarse con Léna, que es la mujer de su vida, o por lo menos es lo que él cree. Mientras ella llega, Gaspard da largos paseos con Margot, y le confía sus problemas e inquietudes, al tiempo que nace entre ellos una amistad muy especial. Un día conoce a Solène, una sensual morena por la que se siente atraído enseguida, y la invita a pasar un fin de semana en una isla de la Bretaña. Este era un viaje que tenía previsto hacer con Léna, y si ésta no aparecía, con Margot, Pero Léna llega al fin y Gaspard se encuentra atrapado en un dilema… ¿Con quién se irá a la isla?
Selección en Festivales
- Festival Internacional de Cine Molodist de Kiev (Ucrania, 2010)
- Festival de Cine del Mundo (Montreal) (Canadá, 1996)
- Festival Internacional de Cine de Cannes Un Certain Regard (Francia, 1996)
Apreciación
“ …Un juego de amores de verano, central, posesivo, abarcado por el mar y la luz; una batalla de sentimientos y despechos pasajeros, de diálogos, frases, que dicen y contradicen, que engañan y descubren… entre veredas por los acantilados, paseos por la arena, discotecas, cenas, barcas…
Una fascinante y amable recreación de algo permanente: ese peculiar descubrimiento de lo complicado del amor de juventud. En fin, una recreación, que Rohmer lleva a cabo con inusual naturalidad interpretativa, unos diálogos a la vez estudiadísimos y espontáneos, y una luminosidad de tempo vital realista y poético, que hace de la película una obra maestra en su sencillez.”
Por Pedro Antonio Urbina
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