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Apreciación

“De su contratación y desventuras como asistente mal pagada en Nomaniak, una pequeña editorial de cómics (rebautizados con el pomposo nombre de “novela gráfica”) a sus repetidas decepciones afectivas (sobre todo, con Pierre Lottin y Andranic Manet), que soporta con un estoicismo conmovedor (y de paso, un aborto); las caras del metro (con sus destellos de violencia), las confidencias salvadoras con su amiga Julia (Laetitia Dosch) en los parques de París, la lucha secreta contra las chinches de la cama o los amables padres que se muestran inquietos (“Quiero dibujar ­­–Eso no es un trabajo”): Sophie lo enfrenta con valentía, intentando guardar siempre las apariencias, aunque las lágrimas nunca faltan.
Paradójicamente, estas desventuras iniciáticas presentadas bajo el género clásico del cine francés ofrecen a Nine Antico la oportunidad ideal de mostrar la riqueza de su personalidad artística y toda la extensión de su original paleta. Estética en blanco y negro, reflexiones puntuales en voz en off de un comentarista casi filósofo, momentos de intimidad entre chicas, pequeñas audacias gráficas, música pertinente (Les yeux pour pleurer, escrita por Serge Gainsbourg; o True Love Will Find You in the End… de Daniel Johnston), sentido agudo de las fronteras de la tragicomedia y del arte de abordar temas dolorosos con mucho humor y ligereza, etc. La cineasta novel dirige experimentos muy bien controlados e insertados los unos en los otros para crear fragmentos que componen un retrato riguroso y reservado de las paradójicas facetas de la vida real de una mujer joven actual. El conjunto ofrece una película muy refrescante, que arranca una sonrisa porque “nunca sabemos lo que nos espera, avanzamos sin saberlo y no está tan mal: siempre nos sorprende”.

Por Fabien Lemercier